Un par de tragos.

Ya le era recurrente visitar las inmensidades de la ciudad y puesto que ya se conocía cada rincón le resultaba cada día más y más aburrido el estar vagando por las calles sin dirección alguna... Su destino en los últimos días había sido una especie de whiskeria o mejor llamado "bar para beber" en el cual muchas jovencitas prestaban sus servicios sexuales a cambio de dinero; Saeko no pretendía vender su cuerpo ni mucho menos tomar más de las copas necesarias, sólo disfrutaba el beber un par de tragos y luego retirarse con tranquilidad.
En los días anteriores sus visitas fueron bastante tranquilas y principalmente porque habían sido días semanales en los cuales la mayoría de las personas escogen dormir antes que salir "de fiesta", pero en esta oportunidad era sábado... Un día muy oportuno para aquellos trabajadores agotados y con ganas de buscar una experiencia grata para finalizar con broche de oro su semana. Como lo supuso el bar estaba repleto y principalmente de hombres, las jóvenes vestidas con sus típicas polleras y remeras ajustadas se paseaban entre los presentes esperando llamar la atención particular de alguno.
Saeko por su parte ingresó al lugar con una especie de túnica negra que cubría desde su cabeza (con una capucha) hasta la punta de sus pies; parecía una especie de Dios de la muerte pero simplemente era una chica que pretendía tomar unos tragos y retirarse. Cayendo hacia un lado de la capa se podía notar una larga cabellera púrpura que ayudaba a cubrir un poco las uniones de aquel extraño traje que cubría su verdadera ropa; un jean claro, una remera blanca y negra y un par de zapatillas blancas.
A paso lento la joven se fue mezclando entre los presentes yendo directamente hacia la barra donde hacían los tragos, llegada allí se sentó en una banca libre mientras con su mano derecha llamaba con su dedo índice al mozo que preparaba los tragos.

- Bienvenida... ¿Qué va a tomar?

- Algo que tenga vodka y alguna fruta roja... Bien fuerte por favor.

El experimentado muchacho tomó las indicaciones de la joven preparándole un Cape Codder, famoso trago que contiene vodka y jugo de arándanos. La preparación fue rápida y no tuvo que esperar demasiado para tener el trago en sus manos; lentamente analizó aquel extraño pero llamativo vaso para luego acercárselo y oler un poco lo que tomaría... Ya aprobado por su olfato decidió llevarlo a su boca y tomar el primer trago; la sensación fue perfecta, esa mezcla de algo fuerte con algo tan dulce le dio un sabor único... Era exactamente lo que ella quería, con su pulgar en alto miró al barman mientras dejaba reposar su vaso en la barra.

- Impresionante.

Dejó entrever una sonrisa pícara para luego agachar un poco su rostro y seguir tomando aquel trago sin preocupaciones, ya su rostro no se notaba y el resto de su cuerpo seguía cubierto por la túnica negra... El único rasgo que la identificaba como una fémina era su larga cabellera púrpura que actualmente caía hacia delante sin poder verse con claridad ante la poca visibilidad que aportaba el lugar.

El trago resultó agradable hasta que llegó un joven bastante prepotente, a primera vista parecía un completo descontrolado y mandón pero poco a poco pudo notar que no era exactamente eso lo que le sucedía… Había algo más; por algo estaba actuando así. De forma altanera y soberbia dirigió sus inquietudes al barman que la había atendido a ella misma hacía tan sólo un rato lo cual le resultó algo molesto, no tenía por qué maltratar al pobre chico que sólo hacía su trabajo con amabilidad. El trago le llegó rápido y de la misma forma un par de jovencitas que de seguro le ofrecerían sus trabajos a cambio de algo de dinero…

[Suicidas…]

Sin decir nada escuchó y observó atentamente la escena mientras analizaba la forma de vestir, el aroma y algunos rasgos del chico. Se veía bastante normal, de ropajes algo sucios (tal vez había estado trabajando hasta tarde), tenía el cabello rubio y facciones bastante finas, su voz sonaba a la de alguien bastante grande aunque no lo aparentara tanto y su aroma…

[Ese aroma… ¿Lican?]

“¿Por qué no te largas? No me interesa tocar tus sucias manos bien infectadas por diferentes enfermedades…”

Dicho esto ambas chicas guiadas por el enojo empujaron al joven lobo haciéndolo caer al piso y a obligadamente beber el contenido del vaso; varias de las personas presentes se voltearon para ver y reírse se la situación vergonzosa, en verdad no la estaba pasando nada bien. Saeko, por su parte, decidió terminar lo que le restaba del Cape Codder para luego dejar el vaso sobre la barra, bajarse de su asiento y colocarse de cuclillas junto al joven que aún permanecía en el piso.

- ¿Mal día? – Su rostro era imposible de divisar debido a la capucha que cubría casi la mitad de su rostro y la oscuridad del lugar que favorecía a que la restante mitad estuviera cubierta por la sombra de la capucha; lo único visible para el joven en ese momento era la larga cabellera púrpura que caía en forma de cascada desde su lado izquierdo.- Tal vez deberías dejar de tener esa actitud altanera.

Escuchar las quejas del joven sobre su vida no le resultaba molesto, al contrario, Saeko siempre había sido el tipo de persona que disfrutaba escuchar a los demás pero aquel joven lobo parecía bastante abatido como si ya no tuviera fuerzas para continuar con su vida. Un cierto hilo de tristeza se cruzó por su mente al recordar su pasado y asociarlo un poco con la situación de él, pero no era momento... Por su propio bien no debía caer en esas cosas que ya había superado.

"Si me invita a una botella quizás sea mas educado. No me queda dinero para pagar nada."

- Ni modo.- Dijo aceptando pagarle su próximo trago, lo cual tal vez no fue lo más indicado ya que con una sola copa el joven lobo dejaba entrever un lado un tanto suicida; sea como sea lo mejor que pudo hacer fue invitarle ese nuevo trago y quedarse a su lado conversando. Después de todo le daba cierta intriga saber qué clase de licántropo estaba frente a ella.
Luego de unas quejas más respecto a su vida y a lo injusta que era vio cómo sacaba una caja de cigarrillos de su bolsillo y proseguía a fumar un; si había algo que le resultaba extraño era el cigarrillo, un vicio que muchos tenían pero que tan sólo se trataba de un humo tosco que (según ella) hacía mal a la garganta.

"Quiero otro vaso con el mismo licor, por favor... Disculpe por ser irónico hace poco. No estoy muy bien este último tiempo y me comporto como un verdadero idiota..."

Aceptó el tonto papel de prepotente que había hecho rato atrás por lo cual el barman pudo comprender que no siempre se tienen buenos días y esas cosas solían pasar; lo bueno era que se había sabido disculpar.
El trago llegó enseguida por lo que el joven pudo proseguir con su noche de alcohol y charla preguntándole a Saeko por qué se encontraba allí y confirmandole que se había percatado de quién era, o mejor dicho "de qué era".

- Me sorprende que con tal dosis de alcohol puedas reconocer mi aroma.- Hizo una leve pausa para reírse un poco y luego proseguir.- Y nada en particular, sólo me paseo por estos lados cada tanto... Disfruto tomar un buen trago y ver cómo se mueve este ambiente.

Concluyó mientras llevaba sus manos hacia los extremos de su capucha y la dejaba caer hacia atrás lentamente dejando al descubierto todo su rostro y el resto de su cabellera; algunos hombres que andaban por ahí o que estaba sentados en la misma barra se dieron vuelta a observarla y luego ver que ella estaba acompañada, por lo cual no tardaron en volver a lo que estaban haciendo.

- ¿Por qué hablas así de tu vida? La haces ver tan miserable...

Obviando toda su primera respuesta se concentró en la última, respecto a el por qué hacía ver su vida tan miserable... De ser tal como él lo hacía ver en verdad lo compadecía; ella también había tenido sus duras andanzas pero podía controlar sus emociones y las mantenía completamente reprimidas en su interior... Como un buen amigo siempre decía "jamás tengas la mente ocupada en tu pasado, tenla en tu presente y futuro ya que es lo único que puede ser diferente", y tenía toda la razón... El pasado eran recuerdos dolorosos que no le serviría para nada más que consumirle tiempo y darle oportunidades a los enemigos de atacar.

- Entiendo.

Susurró por lo bajo mientras observaba detenidamente las acciones del joven y más aún aquella del acercamiento, la tomo con algo de sorpresa aunque se relajó enseguida y más aún al sentir aquel fuerte aliento a alcohol; dejó que dijera lo que quisiera para luego tomar partido de la conversación.

- Se podría decir que sí. Pero retroceder un paso me haría caer en un pozo que ya superé, sería estúpido perder tiempo de mi vida en volver a salir.- Sonrió amablemente mientras llevaba su mano derecha a la mejilla del chico para acariciarla con suavidad.- Tonto y lindo lobo... Sabes perfectamente que el alcohol no destruye enemigos ni a tu pasado; tu fuerza de voluntad sí... Y con ella puedes construir nuevos caminos.

Tras concluir sus palabras apartó la mano del rostro del joven y lo quedo mirando con amabilidad aunque luego desvió su mirada hacia un costado, una bella jovencita de cabellos oscuros y ojos grises se estaba acercando a paso lento y seguramente esperando obtener dinero de su acompañante; sin pensarlo su rostro se tornó amenazante y un tanto sádico, el cual la "trabajadora" entendió a la perfección, inmediatamente dio media vuelta y comenzó a tomar otro camino.